Hoy día 5 de marzo desde ayre hacemos un parón en nuestra rutina blogera con motivo del DÍA MUNDIAL DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA. Desde ayre pensamos que es un día apropiado para la reflexión sobre el uso de que le damos a la energía, y que podamos actuar en consecuencia.
Este día quedó instaurado en 1998 con ocasión de la realización de la primera conferencia internacional sobre eficiencia energética en Austria, donde más de 350 expertos y líderes de 50 países dialogaron respecto a las mejores estrategias a aplicar frente a las crisis energéticas.
Desde ayre creemos que este es un buen día para recordarnos que debemos hacer uso de la energía de manera más responsable son que ello suponga un detrimento de nuestro bienestar. Un mejor consumo implica ahorro, reduciendo los efectos nocivos que el malgasto de la energía generan en el medio ambiente y reduciendo, al mismo tiempo la actual dependencia energética, que tiene nuestro país, del exterior.
No está de más recordar, a pesar de que lo hemos repetido constantemente en entradas anteriores en este blog, que uno de los sectores con mayor potencial de ahorro energético es nuestro sector: el sector de la edificación. Por eso, ayre cree que hoy es un día propicio para hacer un pequeño balance de la situación energética de nuestro país en este sector.
Aunque son muchos los compromisos y las normativas que se han aprobado con los objetivos de reducir el consumo energético de edificación la realidad es que nos encontramos lejos de afirmar que realizamos un uso responsable de la energía en el sector edificatorio.
La UE sabida de que nos enfrentamos a grandes retos relacionados con la dependencia energética y la escasez de recursos ha orientado en estos últimos años la normativa hacia el ahorro energético y la eficiencia energética. De este modo ya en 2002 la UE aprueba la DIRECTIVA 2002/91/CE del 16 de diciembre relativa a la eficiencia energética de los edificios que en nuestro país se transpuso mediante el Código Técnico de la Edificación (CTE) en 2006, este documento supuso la recopilación y mejora de toda la normativa sobre edificación existente hasta entonces para adaptarse a los nuevos y más exigentes parámetros de calidad en edificación y promover la innovación y sostenibilidad. En 2007 apareció en España el RD 47/2007 de 19 de enero de 2007 por el que se aprobó el Procedimiento para la Certificación Energética de edificios de nueva construcción quedando pendiente el procedimiento para edificios existentes (el método de certificación energética español valora más la eficiencia energética de los equipos que la baja demanda energética del propio edificio por su carácter pasivo. Es decir, se valora mejor la colocación de instalaciones muy eficientes que la no colocación de ellas).
En 2009 apareció la Directiva 2009/28/CE relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables. En 2010 se aprobó la DIRECTIVA 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios (EPBD). Con esta nueva directiva la UE adquirió un nuevo compromiso de reducir, para el 2020, las emisiones totales de gases de efecto invernadero en un 20% como mínimo con respecto a los niveles de 1990, además, debe conseguir un 20% de eficiencia energética en los edificios y garantizar que el 20% de la energía provenga de energías renovables.
Con la entrada en vigor de la nueva DIRECTIVA, el CTE queda obsoleto en cuanto a los límites de demanda energética establecidos. Sin embargo, no ha sido modificado.
Las conclusiones del Consejo Europeo de 4 de febrero de 2011 reconocían que no se estaba avanzando hacia el objetivo de eficiencia energética de la Unión y que se requerían actuaciones decididas para aprovechar el considerable potencial de incremento del ahorro de energía en los edificios, los transportes y los procesos de producción y manufacturación.
Actualmente está en proyecto la normativa por la que en España se apruebe la certificación de la eficiencia energética de los edificios (BOE 28/06/2012) cuyo objetivo es identificar el nivel de eficiencia energética de edificios existentes y promover la inversión en medidas de ahorro para reducir su consumo de energía. Su aplicación en otros países está suponiendo ahorros de hasta el 50% en el consumo energético de algunos edificios. Solo en Portugal, donde se aplica desde 2007, ya se han certificado 500.000 edificios y en España las empresas de consultoría energética esperan que su entrada en vigor efectiva dinamice el sector económico y sobre todo signifique un catalizador para que particulares, empresas y organizaciones conozcan cuál es el grado de eficiencia de sus edificios y reduzcan significativamente el consumo y la factura energética de dichos inmuebles.
El proyecto de real decreto establece la obligación de poner a disposición de los compradores o usuarios de los edificios un certificado de eficiencia energética que deberá incluir información objetiva sobre sus características energéticas. Una especie de clasificación similar a la de los electrodomésticos que computará de la A, más eficiente, a la G, el menos eficiente. De esta forma se podrá valorar y establecer comparativa con el fin de favorecer la promoción de edificios de alta eficiencia energética y las inversiones en ahorro de energía que requerirán los menos eficientes.
También destacan otros dos elementos. Por un lado, se establecen los plazos para la adaptación del procedimiento básico a los edificios existentes y también para la obtención del certificado. Por otro, la obligación de exhibir la etiqueta de eficiencia energética en edificios que presten servicios públicos. También se fijan los plazos para la obligación de realizar, por parte de los órganos competentes de las comunidades autónomas, un inventario estadístico de las actuaciones relacionadas con los certificados registrados por ellas. Lo que supondrá un mecanismo de vital importancia para la planificación de las actuaciones de mejora de la eficiencia energética del parque de edificios existente y el seguimiento del cumplimiento de la norma.
También se aprueba un distintivo común en todo el territorio nacional denominado etiqueta de eficiencia energética válido para 10 años desde su emisión. En el caso de los edificios que presten servicios públicos a un número importante de personas y que, por consiguiente, sean frecuentados habitualmente por ellas, será obligatoria la exhibición de este distintivo de forma destacada.
Otros aspectos importantes del nuevo real decreto por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios señalan que la certificación puede afectar al edificio completo o unidades independientes del mismo y que la certificación solo puede ser emitida por técnicos que estén en posesión de la titulación académica y profesional habilitante para la realización de proyectos de edificación o de sus instalaciones térmicas, o de la certificación energética.
El real decreto también presenta algunas dudas. Más allá de la actual situación en la que nos encontramos, recordemos que debiera ser efectivo desde el pasado 1 de enero, queda en el aire ver cómo va a ejecutarse dicha certificación. Solo señalar que a día de hoy las herramientas informáticas de certificación que actualmente están a disposición de las empresas son técnicamente poco operativas, contienen errores y se prestan a demasiadas interpretaciones.
Como se ha expuesto en esta breve entrada, el panorama constructivo en España ha cambiado radicalmente durante esta última década y deberá cambiar aún más para poder cumplir los compromisos adquiridos para 2020. Sin embargo desde ayre nos parece, en función de las medidas que se van adoptando, que el concepto de eficiencia energética se plantea independiente a la envolvente de los edificios, creyendo que la solución para alcanzar los objetivos de eficiencia energética se encuentra únicamente en la utilización de innovadores y complejos sistemas de climatización o en la minimización de la energía consumida.
Sin embargo, el concepto de eficiencia energética va más allá de minimizar el consumo, sino de beneficiarnos y aprovechar al máximo la energía de la que disponemos. Por tanto, el comportamiento de los edificios debe ser entendido como la relación que existe entre la calidad de las condiciones de confort internas y la energía necesaria para mantener dichas condiciones.
Al hablar de energía no se trata un tema baladí, sin importancia, se habla de un tema del que depende la economía de muchos países. España es el segundo país europeo más dependiente energéticamente, detrás de Italia. Como ya se ha dicho con anterioridad el sector de edificación es uno de los grandes consumidores de energía, reduciendo este consumo mejoramos por tanto nuestra economía.
Desde ayre y con motivo del día mundial de la eficiencia energética nos encantaría conocer tu opinión sobre la este tema en el sector de la edificación, y si ves posible con la normativa actual española se puedan cumplir los objetivos europeos.
También nos gustaría invitaros a revisar nuestros hábitos cotidianos porque seguro que encontramos alguno que podamos modificar para contribuir a un mejor uso de la energía.
María Ibáñez