Después del parentesis del anterior post y siquiendo con el tema actual, hoy nos adentraremos en el objetivo al que pretendemos llegar con la consecuente expansión de buenas practicas en la arquitectura bajo la aplicación de las diferentes reglas, estándares y certificaciones energéticas: los llamados Edificios Cero Emisiones.
Quizás no sea exactamente correcto decir que sea el objetivo final, sino el objetivo mínimo al que deberíamos optar si queremos realmente que el edificio que vamos a crear no deje ninguna huella de la que no debamos estar orgullosos.
Me veo obligado por lo tanto a hacer un breve listado de los diferentes tipos de edificios que nos podemos encontrar según su balance energético:
- Edificios de balance energético negativo, requieren de un aporte de energía externo para su correcto funcionamiento, es decir cualquier edificio tradicional.
- Edificios de consumo energético cercanos a cero, con consumos prácticamente nulos pero que siguen teniendo cierta dependencia energética externa. Por ejemplo, el estándar Passivhaus.
- Edificios de consumo energético cero, (cero emisiones, energía cero) aquellos como los anteriores que junto con la introducción de energías renovables consiguen a lo largo de un año que su balance energético sea cero.
- Edificios de energía plus, aquellos que con una mayor aplicación de energías renovables tienen a lo largo de un año un excedente energético.
Edificio Energy Plus de Skydmore, Owings & Merrill, Paris.
Esta división solo se basa lamentablemente en los consumos energéticos anuales, no tiene en cuenta el ciclo de vida completo del edificio, lo cual sería honestamente la única manera para saber que nuestro edificio realmente no va a generar degradación natural alguna.
Dejando de lado esta apreciación personal con la que pretendo criticar esta categoría incompleta de edificios, me adentro en el tema al que hacemos referencia: Los Edificios Cero Emisiones.
La única condición sine qua non de un edificio cero emisiones es simplemente que el balance energético final anual sea CERO, ni más ni menos.
Como la arquitectura no esta basada en la aplicación de recetas, y este no es un caso aparte, cualquier proyectista deberá valerse de todas las técnicas posibles a su alcance para intentar reducir los consumos al mínimo posible, e integrar soluciones de generación renovables que aporten ese omnipresente requerimiento energético con el que nos encontraremos en todo edificio, sin excepción.
Edificio de Oficinas Cero Energía en Aarhus, Dinamarca.
Sin embargo ante tal sencillez de concepto que me toca exponer no me queda mas que ampliar este post exponiendo las recetas que se adoptaron para solucionar un problema específico y singular, el primer edificio catalogado como cero emisiones de España.
El edificio Acciona Solar situado en la Ciudad de la Innovación de Pamplona, finalizado en el año 2007, es el primer edificio de uso terciario en España, no experimental, concebido como “cero emisiones”.
Su consumo es un 52% menor al de su edificio tipo equivalente, con un ahorro de más de 181.000 kWh al año de energía, para lo cual se optó por la aplicación de medidas como:
- La reducción del factor de forma del edificio.
- El tratamiento diferenciado de fachadas: con un amplio muro cortina en la fachada sur dotado de módulos solares fotovoltaicos integrados, con invernadero automatizado. El resto de fachadas, cuentan con vanos más reducidos; aislamientos de alta calidad en paramentos y cristales.
- Climatización a través de techos y suelos radiantes con renovación de aire a través de un sistema geotérmico automatizado de pozo canadiense.
- El propio edificio genera la mayor parte (89%) de la energía que precisa, por medio de instalaciones solares térmicas y fotovoltaicas. Cuenta con 48,3 kWp de potencia solar fotovoltaica instalada entre los 272 módulos de silicio cristalino, 156 metros cuadrados de captadores solares térmicos (110 kW de potencia total). La demanda energética se ve garantizada con la instalación de una caldera alimentada con biodiésel (creado por la propia empresa a escasos kilometros), que se utiliza en momentos de insuficiente aporte solar. Es decir el 11% restante.
El edificio de Acciona Solar supuso una inversión de unos 4 millones de euros,
aproximadamente un 13% más que un edificio convencional. Considerando que el precio del combustible convencional creciera a un 4% anual, el sobrecoste citado se vería amortizado en un plazo aproximado de diez años.
No hablamos únicamente ya de ahorro de toneladas de CO2 evitadas, sino también del ahorro de “toneladas” de Euros. La arquitectura sostenible: con el medioambientalmente, y económicamente, no os dejéis engañar.
Apostemos fuerte por lograr este objetivo e incluso superarlo con edificios energía plus, ¿por qué no?
i.ordoño